La Fundación para la Protección Social de la OMC cumplió en el año 2017 un siglo de vida. O, como hemos elegido para el eslogan conmemorativo de tan emblemático hito: “Un siglo de vidas, contigo”.

Un siglo de vidas

Esta frase, tan corta como significativa, resume a la perfección la razón de ser de esta Fundación. En primer lugar, no alcanzamos un siglo de vida, sino de vidas. La utilización del plural de este término no es casual. Nuestra historia es la de todas esas personas (beneficiarios, pero también socios protectores, Junta Rectora, Patronos, empleados…) que nos han acompañado, de una u otra manera, a lo largo de nuestra existencia.

Y que lleguemos a la cifra de cien años de vida “contigo” -tal y como reza este lema- tampoco es aleatorio. La misión de nuestra Fundación es la protección social. Más concretamente, del colectivo médico y sus familias. Y creemos, humildemente, que en este proyecto nuestro trascendemos la figura del médico. Nadie dudará de que son los médicos uno de los garantes del bienestar de la sociedad en su conjunto. Al ayudar al médico, estamos ayudando al que ayuda.

Todo esto, que es nuestra razón de ser y nuestra forma de proceder, ha estado presente a lo largo de estos cien años de camino que hemos recorrido. Ya desde nuestro germen, en 1917 –e incluso antes-, con la labor de los ilustrísimos doctores Carlos María Cortezo y José Pando estableciendo el Colegio de Huérfanos de Médicos, demostramos este espíritu.

En aquel entonces la figura del médico pobre era más común de lo que hoy podemos concebir, especialmente desde el prisma que nos otorga el estado actual de desarrollo económico y social. Era más habitual de lo que podía parecer encontrarse con casos de familias de médicos que, fallecido éste, se veían desprovistas de cualquier tipo de apoyo o sustento. Es ahí donde surge la Fundación, nuestra Fundación.

Fue el propio paso del tiempo, con todo lo que ello implica (cambios históricos, políticos, demográficos…), el que iría moldeando nuestra labor. La creación de la Asociación de Antiguos Alumnos, las diferentes reorganizaciones del Patronato, la implantación de una aportación anual para que ningún huérfano se quedase sin protección, la puesta en marcha de diferentes becas y premios, la construcción de residencias… Todo ello representa diferentes avances que, según se movía la sociedad, fuimos acompañando A través de nuestro desarrollo.

Hoy la Fundación es algo completamente diferente a lo que fue en su momento. Pero este cambio es en la forma, nunca en el fondo. Nuestro catálogo de prestaciones es más variado que nunca y busca proteger al médico, y su familia, en todos los momentos que éste nos pueda necesitar. De ahí que hasta nuestro nombre –Fundación para la Protección Social- recoja este objetivo. Sin embargo, la misión y visión se mantienen invariables.

En el año en que celebramos tan importante hito (recordemos, “Un siglo de vidas, contigo”) queremos aprovechar también para proyectar la mirada hacia el horizonte. La mejor noticia posible es que nuestra Fundación no tuviese que intervenir, pues supondría que ningún médico se viese en situación de necesidad.

Pero dado que no es así, empleamos nuestro aniversario también para garantizar nuestro afán de continuidad y nuestra intención de pertenecer junto al médico y su familia. De ahí, que este centenario no sea sólo una glosa de nuestra historia, sino nuestra firma promesa de que seguiremos haciendo lo que sabemos hacer: ayudar a los que ayudan.

La función del médico no se entiende sin estar asociada a la palabra vidas, el bien más preciado que tenemos y que los médicos se encargan de proteger. Y la función de la Fundación no se entiende sin estar junto al médico en los momentos más difíciles, para que estos puedan seguir siendo los faros de nuestras vidas.

Es por ello que en 2017 la Fundación celebra “Un siglo de vidas, contigo”. No son cien años de historia, son cien años de historias: de superación, de obstinación, de perseverancia, de atención, de cuidado, de ayuda… Este es el retrato más fiel de este último siglo.

Por todo ello, celebramos este aniversario. Sin embargo, no queremos cerrar esta oportunidad sin agradecer a todas las personas que hacen posible la Fundación. Patronos, Junta Rectora, equipo técnico… Y, por supuesto, nuestros Socios Protectores. A todos ellos, nuestro más sincero y humilde agradecimiento por hacerlo posible y nuestro firme compromiso de que seguiremos, cien años y mucho más, ayudando a los que ayudan.