Mª Cruz

“La asistencia de la Fundación te saca de muchos problemas”

El caso de Mª Cruz es la historia de una mujer joven, casada con un médico y madre de dos hijas adolescentes. Su vida gozaba de una estabilidad envidiable: ambos trabajaban en la misma consulta privada como autónomos; él como médico y ella como administrativa. Hasta que un día, su marido enfermó de cáncer y su vida dio un vuelco inesperado. Durante los años que el marido de Mª Cruz luchó contra su enfermedad, la familia se vio forzada a cerrar la clínica y, por lo tanto, a subsistir sin trabajo y sin ingresos. La situación se vio agravada por el embarazo de su hija pequeña de 14 años. En ese momento, Mª Cruz tuvo que hacerse cargo de un marido con cáncer, dos hijas y un bebé. “Es como si tuviera tres hijas y no dos”, narra Mª Cruz.

Su relación con la Fundación empieza en el momento en el que su marido enferma. Es entonces cuando él le pide información a un compañero médico acerca de las posibles soluciones para la situación de la familia. No informó sobre sus pesquisas a su mujer hasta que la propia Fundación contactó directamente con ellos hacia el final de su enfermedad. A través del Colegio de Médicos de Cáceres, de donde es Mª Cruz, pudo acceder con toda facilidad a la ayuda de la Fundación. En todo momento la comunicación fue constante con estas dos entidades que, en casos como éste, se complementan para dar información y acceso completo a todas las prestaciones.

Tiempo después, su marido falleció tras una larga lucha contra el cáncer. En ese momento, su hija mayor estudiaba psicología en la Universidad Pontificia de Salamanca. Ésta situación suponía correr con los gastos de tener una hija estudiando fuera de la ciudad. Además, la pequeña, a cargo de una niña, empezaba la universidad al año siguiente, también fuera de Cáceres. “Su padre quería que estudiaran”, cuenta Mª Cruz, transmitiendo la preocupación de una madre por el futuro de sus hijas. En estos momentos, asegura, lo que más prioriza es que “tengan sus carreras”.

La situación económica tras el fallecimiento de su marido no mejoraba ya que tanto su madre como su suegra también eran viudas, por lo que el soporte por parte de la familia era impensable. La Fundación le ofreció una prestación educacional a cada hija, más una extraordinaria a la pequeña por el bebé. Estas aportaciones complementan las ayudas básicas que recibe Mª Cruz por parte del Estado. “Si no fuese por la Fundación no hubiera podido llevar la vida que tengo ahora”, cuenta agradecida. Para Mª Cruz, la asistencia de la Fundación “te saca de muchos problemas. Te da una cierta tranquilidad”.

Mª Cruz se sorprende del desconocimiento de algunos médicos respecto a la Fundación. Afirma que muchos de ellos piensan que nunca van a enfrentarse a una situación similar pero que, en realidad, podría pasarle a cualquiera en el momento más inesperado, desbaratando todo plan de futuro y de vida. Por ello, Mª Cruz ha dado entrevistas, escrito artículos, y compartido su propia experiencia para ayudar a que otras familias de médicos estén al tanto de esta entidad.