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Dr. Fernando Bandrés: “La formación universitaria debe aportar no solo conocimientos, sino formar en las actitudes vinculadas a responsabilidad profesional en términos éticos”

Dr. Fernando Bandrés Moya, Catedrático Medicina de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) interviene, hoy 2 de diciembre a las 16.30h, en el primer seminario organizado por la UCM y la Fundación para la Protección Social de la OMC en la sede del CGCOM. En su opinión, “la formación universitaria debe aportar no solo conocimientos, sino formar en las actitudes vinculadas a responsabilidad profesional en términos éticos”

Madrid medicosypacientes.com/ Sara Guardón

El Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM), a través de su Fundación para la Protección Social de la OMC, y la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) han organizado, conjuntamente, los días 2 de diciembre y 13 de enero a las 16.30 h, dos seminarios presenciales para abordar el ordenamiento y regulación de la Profesión en los Ámbitos Nacional e Internacional y la salud y hábitos del estudiante de medicina y del médico; el autocuidado como responsabilidad.

¿Qué objetivos persiguen los seminarios presenciales organizados por la UCM y la FPSOMC?

Nos planteamos como objetivos fundamentales el que los alumnos de medicina conozcan, de primera mano, las organizaciones médicas y profesionales, especialmente el CGCOM, y cuál es su labor de representación y cuidado de la profesión médica. Por otro lado queremos llevar a la reflexión de nuestros alumnos la necesidad de identificar cuál es el perfil del médico para el siglo XXI.

Esta actividad, amparada por los convenios suscritos,  está llamada a ser un modelo, no solo de relación institucional sino un compromiso para la formación de nuestros futuros médicos.    

¿Qué aspectos son necesarios completar en la formación de grado de los estudiantes de Medicina actualmente?

Los alumnos de medicina son alumnos brillantes y capacitados, serán médicos en breve y asumirán las nuevas responsabilidades y complejidad del acto médico. La formación universitaria debe aportar no solo conocimientos  y habilidades sino formar en las actitudes vinculadas a responsabilidad profesional en términos éticos, deontológicos, gerenciales  y legales. La enseñanza de estas materias mediante metodologías innovadoras permitirán que el medico pueda ejercer con madurez intelectual la “toma de decisiones” que esta profesión exige.     

¿En qué medida estos seminarios acercarán a los estudiantes a los órganos colegiales?

Creo que es una experiencia muy relevante que los estudiantes conozcan no solo las instituciones  que nos representan, sino directamente a sus responsables, compañeros de profesión que han decidido compartir de manera solidaria y generosa sus conocimientos y liderazgo comprometido con el desarrollo del ejercicio profesional en términos de excelencia. Los alumnos podrán conocer también la labor de las fundaciones del CGCOM y sus diferentes compromisos sociales entre los que podrán encontrarse no solo el cuidado de los médicos sino también de los estudiantes de medicina.

¿Por qué es importante dar a conocer el ordenamiento y regulación de la Profesión en los Ámbitos Nacional e Internacional?

Efectivamente es muy importante que los futuros médicos conozcan como esta ordenada y regulada su profesión en España y en Europa, lo que clarifica no solo cuales han de ser sus responsabilidades sino también conocer cuál es la realidad social de la profesión que va a ejercer vocacionalmente. El acto sanitario y médico de este siglo no será solo asistencial, sino también docente, por cuanto aprendemos de forma permanente de la experiencia. Será investigador, pues en ella residen buena parte de nuestras esperanzas. Finalmente estas sinergias y su nivel complejidad necesitan de una gestión responsable. Por lo tanto la organización de la profesión, sus bases legales, éticas y deontológicas son los instrumentos habituales del médico para  ejercer, no solo con  calidad sino hacia la  excelencia. No tenemos mejor ejemplo que valorar la cantidad de legislación relacionada con los actos médicos o la responsabilidad social  de una profesión que traslada sus deberes a un código vinculante como es el código de deontología.

¿En qué medida la adquisición de hábitos saludables es considerada una responsabilidad del estudiante y deber deontológico?

Ejercer la medicina exige estar en forma, tiene que ver con una forma de vida y unas necesidades de cuidado. El médico no solo tiene, aprende y desarrolla unos valores, sino que al ejercerlos de manera comprometida, es entonces, cuando se convierten en virtudes. Por ello adquirir e incorporar  hábitos saludables es fundamental, término que me gusta más que el de  buenas costumbres, quizá porque los hábitos se nutren de la voluntad y las costumbres viven más cercanas a la pereza.

¿Cómo se puede concienciar a los estudiantes sobre ello?

Creo que para llegar a la concienciación es necesaria una previa información adecuada, suficiente y  cierta, más tarde el alumno mediante su talento y pensamiento crítico la trasforma en conocimiento, para que, finalmente, adquirir conciencia de su importancia y las responsabilidades que debería asumir y ejercer en esta profesión.  

¿Cómo se puede hacer llegar la ética y deontología a este colectivo?

Creo que en este sentido hemos avanzado bastante, aunque quede mucho por hacer , pero los cambios que se han ido produciendo en los planes de estudio han permitido que los estudiantes de hoy reciban formación, en asignaturas troncales y obligatorias, sobre ética, bioética, humanidades, bases legales de la medicina, deontología médica y medicina legal clínica. Me honra ser profesor de alguna de estas materias e identificar el interés  creciente de los alumnos porque sus contenidos les acercan al análisis crítico y universitario de temas y conceptos tan relevantes como la deliberación y  toma de decisiones, el ejercicio de la medicina personalizada, la nueva relación clínica, la responsabilidad del trabajo individual y en equipo, éticas aplicadas en la gestión sanitaria, entre otros muchos temas. Además realizamos actividades complementarias que actualizan las relaciones entre la biomedicina la ética y los derechos humanos o el conocer con detalle la labor de las organizaciones médicas que nos representa y cuál es su trabajo y proyectos.

¿Cuál es el papel de la universidad en este campo?

Ante los nuevos paradigmas de nuestro tiempo, especialmente en la medicina, las ciencias de la salud y de la vida, la universidad debería responder a las nuevas preguntas del siglo XXI con argumentos propios de su tiempo actualizando el legado de quienes nos precedieron. Es la universidad quien mejor puede testimoniar a los alumnos y la sociedad que no somos propietarios del conocimiento sino herederos. Por ello tengo la convicción de que la universidad debe recuperar el ejercicio y compromiso de “amueblar las cabezas” y no simplemente llenarlas. Ya sé que no es sencillo pero es muy pertinente, necesario y acaso urgente. Parafraseando a J. Benavente diría que la sociedad, el paciente en nuestro caso, nos considera mejor de lo que somos y ello nos obliga a serlo.    

¿Qué habilidades y competencias del Autocuidado son necesarias?

Ante esta pregunta me viene a la mente la frase de D. Gregorio Marañón: “No soy ni quiero ser otra cosa que médico; pero que, por serlo tan entrañablemente, lo quiero ser, aspiro a serlo, en todas sus posibles dimensiones”. Son por lo tanto muchas las habilidades y competencias para el autocuidado y han de han de tener un porqué y un para qué. Es entonces cuando elaboramos el cómo. Reconozco que esta profesión se reconoce en un lugar de encuentro y conversación con un paciente que padece, es vulnerable y necesita del curar y cuidar del médico.

Por ello Las habilidades y competencia  han de mirar, a mi juicio, hacia la madurez personal y profesional, por este orden. La verdadera madurez permite la convivencia y se relaciona con la reflexión que exige afrontar nuestras contradicciones, a lo largo de nuestra biografía. La madurez permite afrontar los momentos de desconcierto, ilusiones y desencantos, aspiraciones y desesperaciones, que se contestan desde la madurez intrapersonal  con aceptación, serenidad, paciencia, silencio y prudencia, también desde una madurez relacional se ejerce la comunicación, el diálogo, la conversación, la solidaridad, el compromiso y la afectividad por los demás, los pacientes, que no tiene solo una cara que les identifica sino un  rostro. Será entonces cuando surgirá,  renovado, el concepto de generosidad que precisa este tiempo. La relación clínica del médico y paciente es para, a mi juicio, el mejor ejemplo y casi nuevo  paradigma.

El buen médico es sabio y ejerce la sabiduría en los términos que refiere el profesor Carlos Díaz: “La sabiduría deja de serlo cuando es demasiado orgullosa para llorar, demasiado grave para reír, y demasiado llena de sí misma para interesar a los demás”.